CORRER UN TUPIDO VELO

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Cuando oro movida por alguna pena, cuando siento el abatimiento de lo que supera mis pobres fuerzas físicas y psíquicas, cuando se lo cuento todo a Jesús, volcando ante Él lo que me pesa demasiado, es importante correr un tupido velo sobre la imaginación -“la loca de la casa”– como dirá Teresa, para que no turbe ni confunda lo que es la voluntad de Dios con la mía.

En la benevolencia de abandonar todo en sus manos, poniendo la confianza en querer que se haga sobre mí su voluntad, surge un peligro sutil. Es decir, en esa bienintencionada voluntad de confianza, se puede esconder –inconscientemente-, el deseo de que, en el fondo quiero que la voluntad de Dios coincida con la mía, que Él haga lo que está en el deseo de mi mente y corazón, que Dios haga ir las cosas por donde yo las quiero, las busco y anhelo.

Abandonarse a la voluntad de Dios es, ante todo, dejar y renunciar a mis propios deseos y proyectos, para permitirle a Dios ser lanzada y encauzada hacia su camino, que en muy pocas ocasiones coincide con el nuestro: “Vuestros caminos no son mis caminos” (Is 55,8). Y saber que este riesgo de abandono y confianza es siempre para nuestro bien, aunque vaya a oscuras, sin ver ni entender: “Entréme donde no supe, y quedéme no sabiendo” (Juan de la Cruz).

La luz viene después, y en el entretanto, nos guía la esperanza. Engañarnos en este aspecto es algo muy fácil, por eso es tan importante silenciar las imágenes y lenguaje de nuestra imaginación, para ir siempre y solo por donde Dios quiere, y esto solo se da en la espera, la confianza y el silencio. Prevalezca siempre la voluntad de Dios en la vida de todo creyente: “Hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo”.
(17 – octubre – 2017)

 

9 respuestas a “CORRER UN TUPIDO VELO

  1. maradudu 24 noviembre, 2017 / 7:15 am

    Es una reflexión preciosa esta. Contiene una gran verdad. Una serena verdad.
    Para volver a leer toda vez que nos olvidamos de ello.
    Muchas gracias.

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  2. mdamat 26 noviembre, 2017 / 8:33 pm

    En tots els moments vitals, especialment quan els sentiments superen la raó, l’experiència em mostra que pregar, posar-se davant el nostre millor amic Jesús el Senyor, fins i tot sense paraules. Ell va posant ordre i sana el nostre esperit. Ho recomano, és la millor teràpia.

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  3. María Elisa 27 noviembre, 2017 / 2:53 am

    El abandonarse en la voluntad de Dios es semejante al abandono del niño en brazos de su padre y ambos abandonos responden a la confianza que brota del sentirse amado por el Padre (padre) más allá del amor con que me amo yo. Como tú tan bien lo dices hay que correr un velo tupido entre mi ego que me llama a creerme solo a mí y el Amor que solo busca mi bien.

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  4. Maria Romero 13 diciembre, 2017 / 2:00 pm

    Ami me pasa eso ,tengo demasiados ruidos en mi cabeza y no se cuando me habla el Señor y cuando soy yo misma,por lo cual me tiene muy confundida y eso hace que tengas momentos en los que digo……lo estoy haciendo bien? o quizas no se orar? no se….espero que con la perseverancia y la ayuda del Señor algun dia pueda estar totalmente en silencio y escuchar lo que El me dice .
    Muchas gracias por sus reflexiones hermana.

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    • Anna Seguí ocd 13 diciembre, 2017 / 3:57 pm

      De nuestra parte solo podemos disponernos, el silencio orante nos lo va regalando Dios, es regalo y gracia, no mérito personal. Así lo pido para ti, que Dios es siempre regalador de bienes y está pronto para hacernos favores.
      Un abrazo.

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