“Por la mañana sácianos de tu misericordia, Señor, y toda nuestra vida será alegría y júbilo” (Sal 89). Cuando amanezco, me sitúo serenamente ante Dios y oro; tomo conciencia de quién me vive y la transformación que el Dios de la vida trabaja en mí con amor misericordioso. “Confiad siempre en el Señor, porque Él es la Roca perpetua” (Is 26).
“Mi espíritu en mi interior madruga por Ti” (Is 26). Orar es ponerme de lleno ante el Amor y desayunarme de amor. El amanecer me lanza al día que se abre ante mí, con la responsabilidad de llenar las horas de la jornada a base de actitudes misericordiosas ante todo lo que se me presente y construyo, ¡vaya todo en amor! “En Ti está la fuente viva y tu luz nos hace ver la luz” (Sal 35).
Orar es saberme amada, ¡no dispersarme de este centro interior donde mora Dios! De su Espíritu recibo toda la energía para realizar las obras de las bienaventuranzas, de amor y bendición que Jesús y su Evangelio ha puesto en nuestro ser. Y ser, ser Evangelio es realizar las obras del amor: “A nadie debáis nada más que amor” (Rm 13,8). Vaya todo en amor y en el mundo se encenderá un fuego resplandeciente que será amable calidez que a todos suavizará y alegrará. “Dios, que mandó que la luz brotara de la oscuridad, es quien ha hecho brotar su luz en nuestro corazón, para que por medio de ella podamos conocer la gloria de Dios que brilla en el rostro de Jesucristo” (2C 4,6).
Aventurar la vida 
Gracias Hna. Anna, nos llena de gozo y alegría sus comentarios y reflexiones, si, algo tan sencillo como un amanecer, dice mucho Dios aveces sin palabras pienso. Ven Espíritu Santo llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos el fuego de tu amor, envía Señor tu Espíritu y todo sera creado y renovaras la faz de la tierra.
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En lo sencillo se nos manifiesta Dios. Gracias por tus palabras
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