- Me he pasado la vida con pretensión de agudeza para saber dónde ir y cómo llegar antes. Mezquindad. De tropiezo en tropiezo y del cansancio al agotamiento. Cuando me he rendido, Dios es quien me ha tomado y me lleva “sobre alas de águila”. De conducirme a ser conducida. De hacer, a dejarme hacer. Yo de barro y Dios alfarero. Él es quien nos realiza.
- La distracción y la dispersión han esparcido mis “cabras” por montes y riberas, por llanos y bosques, perdido el rebaño. Recoger, ante lo imposible, es ya solo una espera. Y Dios hace lo que yo nunca supe hacer: Recogerme y hallarme entera. “Y el rebaño perdí que antes seguía”. De cabra a humana.
- Abandonar, dejar ir, ya no es un dolor. Es fruto de una purificación que ha dilatado la confianza. En Dios todo queda cumplido. Y mi hora está más cerca. Vivir o morir, todo lo hallo de un mismo sabor y color.
- Lo último, y ante la muerte, no será el miedo, será la confianza. En confianza y esperanza he vivido y vivo. Lo último será el abrazo definitivo. La confianza expulsa el miedo. Creer, tener fe, amar y servir. A Dios le agradamos así: confiados.
- En Dios he cimentado mis convicciones. Nada temo. Dios está en la barca y lleva el remo. Navego y vuelo. En Dios hago lo que quiero. La noche oscura es una aventura.
- He recibido un diagnóstico raro, grave y doloroso, de alguien a quien quiero. Por favor, no te adelantes. Ve detrás de mí y saborea que te quiero. Deja que yo me vaya primero. Me sé más frágil, más débil, aguanto menos y temo más. Alienta mi esperanza, para que, ante la puerta, Dios me halle serenamente confiada y sonriendo. Deja que yo me vaya primero.
- Amar es lo primero, ha de ser lo de siempre. Amar no tiene límite ni fin. Amar es vivir, cuidar, mimar, aventurar la vida. Una caricia a la vida. Y camino la dicha de vivir en esperanza y confianza. (18 abril – 2021)
Aventurar la vida 