La conversión es siempre camino hacia la libertad. Nada superamos huyendo de las dificultades que sufrimos, porque nuestra realidad humana es frágil, quebradiza y menesterosa. Convertirse, liberarse, supone la valentía de asumir los conflictos personales; verlos, reconocerlos y aceptarlos con benevolencia y actitud de humildad. Y toda esa realidad de desorden, ponerla tranquilamente en manos de Dios, con absoluta y segura confianza de que Él trabaja en nosotros un proceso de rica transformación y alegre liberación. Sigue leyendo
HABLEMOS DE ORACIÓN
NAVIDAD 2020
Por gracia de Dios me sigo postrando ante el misterio de la Encarnación de Jesús. Adoro el misterio de la humanidad de Jesús en el silencio del callado amor. Jesús es el centro de mi vida, le sigo diciendo sí, y busco vivir como vivió Él que “pasó haciendo el bien” amando a todos, curando, sirviendo, perdonando. Sigue leyendo
¿QUÉ VERIFICA UNA ESPIRITUALIDAD CRISTIANA?
¿Qué verifica una espiritualidad cristiana, qué la hace fiable? Identificarnos con Cristo Jesús y obrar como Él, que “pasó haciendo el bien”. Amar al hermano y lavarle los pies. Amor, perdón y servicio es nuestro rostro a semejanza de Jesús. Confiar es garantía de nuestra vida en Dios. Sigue leyendo
SOMOS TÚ
Jesús, tu Nombre son todos los nombres, cada ser humano es llamado en tu Nombre, eres Tú, somos Tú. Tu Presencia son todas las presencias, todos somos en ti. Tú eres nuestra personalidad, tu Ser es toda la humanidad, eres nuestra plenitud de criaturas. Nada ni nadie queda fuera de ti. Sigue leyendo
TIRÓN DE DIOS HACIA DIOS
Nuestra vida se debate siempre entre pecado y gracia. Trigo y cizaña crecen juntos. No somos un logro de perfección. Tampoco malogrados para siempre. Nos debatimos en una lucha esforzada queriendo arrancar las malas hierbas que crecen en nuestro terreno. Hortelanos de todas las horas y todos los tiempos. Tenemos por cierto que, este esfuerzo, ha de ir descansado en Dios. Él es quien lleva el crecimiento de nuestra siembra, y todo puede ir con sosiego, con actitud serena y confiada, porque somos trabajados por Dios mismo. Sigue leyendo
PRIMICIAS DE LA FE
Si en las primicias de mi fe, el impulso primero fue buscar a Dios, poco a poco y desde la realidad orante-relacional, la actitud pasó de la búsqueda a dejarme encontrar. Dios y su criatura inician para siempre una relación de amor que, en términos humanos, realiza el ser en una plenitud humano-divina inseparable y transfiguradora. Sigue leyendo
DEL CAOS AL ORDEN
Cuando las preocupaciones se acumulan y nos avasallan, generando estados de excesiva preocupación y angustia, el recurso de orar es una saludable actitud, que hace emerger la serena confianza del corazón y nos devuelve el ánimo a su estado animoso y esperanzado. La turbación nos oscurece y el desaliento enturbia la fluidez de nuestras energías positivas, para poner solución a los problemas. Sigue leyendo
TALADRAR MUROS
Cuando me hallo ante el muro impenetrable de mi ser, elevo un clamor orante: ¡Dios mío!, taladra los muros de lo imposible, para que pueda penetrar en el corazón del Amor. En este centro, puedo aprender a amar como Tú nos amas, y en ti, amar tu creación y tus criaturas. Vivir una comunión con todo. Y al fin, amarte tanto que ya no sepa más que amar. En ti, todo va de amor. Y todo momento relacional contigo es acrecentador del amor. Aprender a amar es el arte del buen vivir y gozar la relación. Sigue leyendo
BREVES TOQUES ORANTES
Más que largos momentos de oración, me es necesario parar y tomar conciencia orante, momentos breves pero frecuentes de oración. Detenerme y refrescar la memoria de que Tú me vives dentro, es todo el bien que necesito para recentrarme y no andar dispersa. Breves momentos orantes me retornan a lo sagrado que nos envuelve: Tú estás en mí y me transformas en ti. Este recuerdo constante y reiterado me proporciona la centralidad necesaria para andar entera, buscando hacer el bien que a Dios le agrada. Fuera de Dios me disperso, me quiebro, pierdo el centro y se desfigura el perfil amoroso que me hace humana y preciosa por dentro, en tanto que aflora el hacer de Dios en mí. Lo humano, lo amable, el delicado cuidado, crea la armonía dichosa y feliz. Sigue leyendo
SIN PALABRAS NI GEMIDO
Cuando se retuerce de dolor el alma, no puedo menos que desnudarme y ponerme al descubierto ante Dios. Mostrarme al desnudo con toda mi indigencia y quedarme expuesta, en silencio y espera. Ya el dolor no tiene palabras ni gemido, está aceptado, asumido, abrazado y serenado. Toda transformación provoca trauma, todo despojo desconcierta, quedarse al vacío produce frío. No hay más cura que la confianza, cuando la fe es estremecedoramente oscura. Sigue leyendo