¡Apártalos, Amado,
que voy de vuelo!
Esposo
¡Vuélvete, paloma
que el ciervo vulnerado
por el otero asoma
al aire de tu vuelo, y fresco toma!
Aun pareciendo que el Amado se tarda en sus asomos, ningún ansia y deseo de Él queda sin respuesta de parte de Dios. A los gemidos del alma reclamando presencia, el Amado visita a la esposa “con grande fuerza de amor”. La amada queda correspondida y sobrepasada en el reclamo que viene haciendo al Amado. Sigue leyendo