ORAR LAS TRIBULACIONES SIN HUIR

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En ocasiones, cuando en la oración me siento turbada a causa de algún altercado comunitario o disputa personal por alguna circunstancia, da igual el motivo. El desasosiego y la turbación conmueve todo el ser, alterando la paz y serenidad, quedando descentrada de aquel propósito orante que busca estar en gozosa quietud ante Dios. Seguir leyendo

SENTIRES DEL ALMA 55

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  • Una vida centrada en Jesús, es disfrute del Reino de Dios. Una fiesta del corazón que celebra el amor.
  • Si quieres ser libre, prepárate a asumir la insufrible lucha contigo misma. Hasta devenir vacía de ti y llena de Dios.
  • La arrogancia humana busca ser como dioses. La libertad tiene un alto vuelo: dejarse hacer por Dios.
  • Creer en Dios nos libera de los sistemas de poder de las religiones. Libres en Dios. Solo Dios basta.

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MENORCA, BELLESA CAPTIVADORA

NOLATOQUEM

En memòria de la meva estimada amiga Joana Febrer. Dona intel·ligent, afable i amigable, dona de pau i alegria serena, d’entrega generosa i fidel a l’amistat. Amant de la nostra terra i mar, de la nostra cultura i llengua. Etàs viva en el meu cor, i sento en mi l’encant de la teva amabilitat i delicadesa que et caracteritzava. Gràcies per la teva presència en la meva vida, per aquelles hores de diàleg, simpatia i amor mutu. No t’oblidaré mai.

EL MAL RADICAL

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El mal profundo del ser humano, no radica en lo moral, no en lo sexual, ni en los desgraciados actos del egoísmo, o incluso la perversa injusticia. Todos estos actos son la consecuencia de aquel mal que nos desfigura como hombre-mujer, como persona, como hijos e hijas de Dios. El mal radical consiste en vivir desvinculados de Dios. Perdido el centro, querer mantener y poseer una autonomía desgajada de la Paternidad-Maternidad del Dios que nos ha hecho a su imagen, nos desfigura de la semejanza del Hacedor y nos embrutece. El mal radical es prescindir de Dios. Fuera de Dios, el mal se apodera de nosotros y volvemos al caos primordial.

No verse ni reconocerse hijo e hija de Dios, de ahí deviene todo el desorden. Si perdemos la vinculación filial, si persistimos en un proceso des-vinculante del eje central, perdemos la base fundante que nos posibilita la interioridad, el lugar del encuentro con Dios. Dios nos da la gran estabilidad, la integridad humana, la bondad del corazón. El amor al fin. Todo radica en vivir centrados hacia el centro donde mora Dios, y no alejarnos jamás de Él y su voluntad de amor y felicidad para nosotros.

Los seres humanos pretendemos ser autónomos, algo que nos es totalmente legítimo y necesario. La persona y personalidad es una y única en cada uno de nosotros. Pero solo nos desarrollamos en plenitud si mantenemos nuestro ser vinculado a nuestra realidad creacional: Dios. En Jesús hallamos el ejemplo viviente del ser realizado en plenitud, cómo ser hombre-mujer, una vida en crecimiento humano-divino, en comunión y comunicación con los demás, con la creación y con el Creador. Adheridos a Dios, deviene la armonía, el amor, la paz. Fuera de Dios, todo es desorden, retornar al caos primordial. El mal solo puede ser vencido cuando permanecemos adheridos a Dios. Solo en Dios somos capaces de obrar el amor y la justicia del Reino.

Nuestra auténtica identidad es ser Eucaristía. La Eucaristía, la comunión, no es solo la hostia que se nos da, sino el pan que somos por la presencia de Cristo que nos habita, nos vive y nos hace lo que Él es sí mismo. Jesús es el pan nuevo y nuestro de cada día, el que tengo para partir y repartir con los demás. Soy plena comunión porque soy Eucaristía. Una vida y una historia que se alimenta del pan que cada uno somos, que nos exige partirnos y repartimos, hacernos comunión y comunicación con los demás. Somos eucarísticos y comunión que salva al mundo cuando nos damos y nos regalamos, cuando somos oferta gratuita a los hermanos. Cuando vivimos de lo único importante: el amor. Esta realidad ganada y ofrecida por Cristo Jesús a toda la humanidad, es la fuerza que, en Él, ha vencido todo mal; es la fuerza que vence en nosotros. Unidos a Cristo Jesús, el mal es vencido por el amor y la vida se realiza en plenitud.

El Sistema eclesial, encerrado en sí mismo, empeñado en el restauracionismo, dogmatismo, tradicionalismo, no logra suscitar savia nueva que haga brotar y florecer la vida nueva del seguimiento de Jesús, con toda la fuerza del Evangelio. El Sistema sigue estancado en un pasado que ya no sirve para nuestro hoy, y que ya no dice nada a las nuevas generaciones, ni responde a las necesidades del momento histórico que nos toca vivir. Solo abriéndonos a la novedad del Espíritu Santo, daremos frutos de vida nueva en este Jesús que está y permanece en medio y dentro nosotros. Todo depende del encuentro con Jesús y vivir una vida para el Evangelio. Todo debe ser construido juntos, no unos que mandan y otros que obedecen callando. Todo poder absoluto se aleja del sencillo y fraterno hacer de Jesús. Volver al Evangelio, a las maneras humildes y sencillas de Jesús, que «pasó haciendo el bien». Esta es la realidad que hará temblar el mal radical y lo vencerá. El caos volverá a ser orden y armonía dichosa. La paz florecerá.

Insisto y persisto, somos pan de Dios. Somos comunión fraterna. Somos perdonados y perdonadores. Solo cuando nos sabemos amados y perdonados, somos capaces de amar y perdonar a los hermanos-as. Dios nos ama y perdona siempre. En esto consiste la Vida que da vida, ahí radica el poder para alejar de nosotros el mal radical que nos encadena, y ser libres en Cristo Jesús, Dios.         16 – junio – 2015

HECHA POR AMOR

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En mí, y dentro de mí, hallo lo mejor de mí. En mí el Amor. Hecha por amor, soy todo amor, más allá del desorden que también está en mí. Amar es un ejercicio del ser que se sabe nacido del amor y por amor. Cuanto más amo, más me digo y revelo a mí misma y al Dios que me vive. Solo una vida en el amor dice el Dios todo amor. Quien nos creó nos hizo a imagen y semejanza. El amor es la esencia de nuestro ser. Nuestra naturaleza está sana por el amor. Nuestra carne perfumea amor. La Redención de Cristo Jesús lo ha restablecido todo llevándonos a la plenitud. El amor es nuestra gran Eucaristía, porque es Dios. Seguir leyendo

SEMANA SANTA – 2024

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Queridísima Mara. Ya entramos de lleno en los días más Santos de nuestra fe. Dices que esperas mi mensaje,  y no tengo más mensaje que este Jesús, en el que creemos y seguimos. Nuestra realidad de fe, nuestro seguimiento, no tiene más objetivo que vivir una vida para el Evangelio, como signo de una vida liberada y libertadora en Cristo Jesús.

Me ha venido a la mente el decir del gran teólogo Hans Küng, que definía con agudeza y en breves palabras, lo distintivo de ser cristiano, decía así: “¿Qué hace cristiano al cristiano? Sencillamente, que procura vivir su humanidad, socialidad y religiosidad a partir de Cristo. Procura: nada más y nada menos/ lo distintivo cristiano es Cristo mismo” Seguir leyendo